
Haz que tus compras online te devuelvan dinero (sin liarte)
Guía paso a paso para exprimir cashback, reembolsos y cupones diferidos y hacer que tu compra online cueste menos a posteriori.
La mayoría de gente se rompe la cabeza buscando el mejor precio antes de pagar… y se olvida de algo igual de potente: el dinero que puede volver después de la compra.
Cashback, reembolsos, cupones para la siguiente compra, puntos que se convierten en saldo… Todo eso son capas de ahorro que casi siempre se quedan sin usar o se usan mal.
En esta mini-guía vamos a montar, paso a paso, un sistema sencillo para que cada compra online tenga una “segunda devolución”. Sin hojas de cálculo locas ni hacerte experto en finanzas.

Antes de nada: qué es (de verdad) el cashback y la devolución diferida
Vamos a poner orden, porque se mezclan muchos conceptos:
- Cashback: haces una compra a través de una web/app/plataforma y, pasado un tiempo, te devuelven un porcentaje del importe. Esa devolución suele llegar como saldo, transferencia o cheque regalo, según el servicio o el banco.
- Reembolsos: compras un producto y el fabricante o la tienda te devuelve parte del dinero tras rellenar un formulario o subir el ticket. Muy típico en electrónica, cosmética y supermercados online.
- Cupones diferidos: compras hoy y recibes un código para gastar en la próxima compra (por ejemplo, “descuento para tu siguiente pedido”).
- Puntos y fidelidad: cada compra suma puntos que se convierten en saldo, vales o descuentos futuros.
Todo esto tiene algo en común: el ahorro no se ve en el momento del pago, sino después. Si lo organizas bien, puedes rebajar mucho el coste real de tus compras a lo largo del año.
Paso 1: Elige tu “fuente principal” de devolución
Lo primero es decidir cuál será tu circuito principal de dinero de vuelta. Si intentas usar diez a la vez, te vas a liar y acabarás perdiendo dinero en vez de ganarlo.
Normalmente tendrás una de estas opciones como base:
- Plataforma de cashback generalista: agrupa muchas tiendas online conocidas y te devuelve un porcentaje de cada compra si entras desde su enlace.
- Tarjeta o banco con recompensas: algunas tarjetas o cuentas devuelven una parte de las compras online, de forma automática o a través de un panel de ofertas.
- Programa de fidelidad de tu “macrotienda” principal: si casi todo lo compras en 1–2 grandes tiendas, puede que te compense centrarte en sus puntos, cheques o saldo propio.
Elige solo una como base para empezar. La clave es que sea compatible con la mayoría de sitios donde sueles comprar y que te resulte fácil de usar.
Paso 2: Conecta tus tiendas habituales a ese sistema
Ahora toca adaptar tu realidad, no la teoría.
Haz una lista rápida de las tiendas donde más gastas al año: moda, electrónica, supermercado online, farmacia, hogar, viajes, apps… No hace falta que sea perfecta, solo que incluya lo principal.
Con esa lista delante, revisa en tu sistema elegido (plataforma de cashback, banco o programa de puntos) cuáles de esas tiendas están cubiertas. Normalmente podrás verlo buscándolas por nombre.
Con eso consigues algo muy potente:
Cada vez que vayas a comprar en una de esas tiendas “marcadas”, sabrás que tienes derecho a dinero de vuelta si haces bien el proceso.
Si estás usando una plataforma de cashback, plantéate instalar su extensión de navegador o su app, si la tienen. No es obligatorio, pero ayuda a recordar que hay saldo en juego antes de pagar.

Paso 3: Cambia ligeramente tu forma de buscar chollos
Aquí viene el ajuste fino. El orden en que haces las cosas importa.
Mucha gente encuentra un chollo en una tienda, busca cupones en mil webs, abre comparadores, hace clic en banners… y al final el sistema de cashback deja de registrar la compra porque ha perdido la “pista” del origen.
Para minimizar ese problema, prueba esta secuencia básica:
- Antes de nada, compara precios. Usa tus comparadores favoritos, revisa si hay alternativas más baratas, mira condiciones de envío y devoluciones. Toda la fase de “investigación” va primero.
- Cuando tengas decidida la tienda concreta y el producto, abre una ventana nueva y entra a esa tienda desde tu fuente de cashback o recompensas (plataforma, app del banco, enlace del programa de fidelidad…).
- Solo después de entrar por ese enlace, añade el producto al carrito y aplica cupones que tengas ya localizados (por ejemplo, de la propia tienda, de su newsletter o de campañas que ya conoces).
Es un pequeño cambio: separar el momento “busco chollo” del momento “activo cashback + compro”. Pero marca la diferencia entre ver el saldo subir o no ver nada.
Si usas bloqueadores de anuncios y ves que una compra nunca se registra, prueba a desactivarlos solo en esa pestaña y solo mientras haces el pedido. Después puedes volver a activarlos.
Paso 4: Suma la capa de reembolsos y cupones diferidos (sin caos)
Una vez controlada la base de cashback, añadimos la segunda capa: reembolsos y cupones que llegan después.
Aquí el peligro es perder correos, fechas límite y condiciones. Para evitarlo, crea un mini-sistema muy simple:
- En tu correo, crea una carpeta llamada, por ejemplo, “Reembolsos y cupones”.
- Cada vez que recibas un email de “te devolvemos X si…”, “cupón para tu próxima compra”, “reembolso disponible”, muévelo a esa carpeta.
- Una vez a la semana (o cuando te apetezca comprar), entras a esa carpeta y haces limpieza: ves qué cupones siguen vigentes, qué reembolsos requieren acción (subir factura, formulario, etc.) y cuáles ya no te interesan.
Para los reembolsos de fabricante, suele ser imprescindible guardar el justificante de compra. Puedes descargar la factura en PDF y guardarla en una carpeta en la nube con un nombre fácil: tienda_producto_mes-año.pdf. No hace falta complicarse más.
Si eres más de móvil que de ordenador, una nota en tu app de notas con 3 columnas sencillas (tienda, tipo de devolución, fecha límite) es más que suficiente para no dejar dinero en la mesa.

Paso 5: Comprueba que estás ahorrando… y no comprando por comprar
Este sistema tiene una trampa: es fácil caer en el “compro porque hay cashback/cupons/reembolso”, en vez de “aprovecho cashback en lo que ya iba a comprar”.
Hay una pregunta que corta en seco esa deriva:
¿Lo comprarías igual al precio completo, sin cashback ni cupones?
Si la respuesta es no, no es un chollo: es un capricho caro con excusa de ahorro.
Úsalo también en épocas fuertes como Black Friday, Cyber Monday o las rebajas de enero. En esos momentos, las campañas de cashback y cupones suelen estar más agresivas, pero también los impulsos. Tu filtro mental tiene que subir de nivel.
Una regla práctica: cualquier ahorro que implique gastar más (“si añades X euros más, te damos Y en puntos”) solo compensa si esa cantidad extra estaba en tu lista de compras previstas.
Mini rutina post-compra en 3 minutos
Para que esto funcione sin comerse tu tiempo, conviértelo en un pequeño ritual cada vez que hagas una compra online. Puedes hacerlo justo después de pagar o al final del día.
- Apunta el pedido: anota en tu nota/lista el nombre de la tienda, la fecha y si esa compra iba con cashback, reembolso o puntos. No hace falta el importe exacto; solo que puedas reconocerla luego.
- Verifica el registro: en las siguientes 24–72 horas, entra en tu plataforma de cashback o en el panel de tu banco y comprueba si aparece la compra como “pendiente” o similar. Si no sale, muchas veces puedes abrir un ticket o reclamación.
- Archiva el correo: mueve el email de confirmación de compra (y cualquier cupón que incluya) a tu carpeta de “Reembolsos y cupones”. Si hay un reembolso asociado, márcalo con una etiqueta o nota tipo “acción pendiente”.
Con estos tres pasos, tu sistema se mantiene casi solo. No necesitas recordarlo todo de memoria ni perseguir cada céntimo; simplemente no dejas escapar los euros fáciles.
Preguntas rápidas sobre cashback y reembolsos
¿Es mejor usar siempre cashback o un cupón directo de la tienda? Depende. Un cupón que baja el precio en el momento suele ser más seguro, porque es descuento inmediato. El cashback a veces tarda y puede fallar. Si el cupón es bueno y no se puede combinar, suele tener prioridad. El cashback es la capa que añades cuando no pierdes nada por intentarlo.
¿Puedo combinar cashback con programas de puntos de la tienda? En muchos casos sí, porque el programa de puntos va ligado a tu cuenta de cliente y el cashback se aplica por el canal de entrada a la web. Lo que suele dar problemas es combinar cashback con otros enlaces promocionales externos. Por eso es importante hacer la entrada final siempre desde tu sistema de cashback y no desde banners aleatorios.
¿Qué pasa si cancelo o devuelvo un pedido con cashback? Normalmente, el cashback asociado a ese pedido se anula. Si el pedido se divide en varios envíos o devoluciones parciales, cada sistema lo gestiona de una forma, pero la idea es que solo recibes dinero de vuelta por lo que realmente te quedas y pagas.
¿Tiene sentido usar cashback para compras muy pequeñas? Si no te complica la vida, sí: a lo largo del año, las compras pequeñas suman. Pero no inviertas mucho tiempo en reclamar importes mínimos. Prioriza usarlo siempre en tus grandes gastos online (tecnología, viajes, muebles, moda de temporada, etc.), donde la devolución potencial es mayor.
La acción concreta para hoy
En tu próxima compra online, haz solo esto: antes de pagar, mira si esa tienda está en tu sistema de cashback o recompensas principal. Si lo está, entra desde ahí, completa el pedido y al día siguiente comprueba si se ha registrado.
Una vez veas que el dinero empieza a volver, te costará mucho menos convertir este sistema en parte natural de tu forma de comprar. Y si quieres seguir afinando tu estrategia de ahorro online, en nuestro inicio tienes más guías pensadas justo para eso.
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